De paseo por los Lagos Italianos
Hace un par
de meses la prensa italiana anunciaba la inconformidad de uno de sus huéspedes
de honor al sentirse intimidado con tantas miradas encima. No era para menos. El guapo y carismático George Clooney
tiene una casa de descanso a
orillas del “Lago di Como”, uno de esos
paraisos italianos, y por
supuesto turistas, locales y chismosos andamos con los ojos bien
abiertos intentando por lo menos verle
una de sus atractivas canas.
Justamente
por esos días, en plenas vacaciones de verano, mi brújula indicaba el norte de Italia en la frontera con Suiza. Los rumores de la prensa empujaron aun más mis ganas de aventurarme
por esos lados, además porque no solo el señor Clooney sino un largo listado de
famosos conviven allí largas temporadas.
La realidad
superó mi imaginación. “El Lago di Como”
no solo es un recurso hídrico bellisimo,
sino que es uno de los lugares donde uno
se desconecta del mundo real y se entrega de lleno a la naturaleza. Tuve la fortuna de verlo con el sol brillando
sobre sus aguas a una temperatura de más de 35 grados, pero estoy
segura que el frio del invierno no opaca su belleza.
El paseo
comienza en la población de “Como” desde
donde parte una embarcación con destino a “Lecco”. El mapa indica una cantidad de pequeñas provincias a las cuales se puede llegar por vía acuática, de ahí que este pequeño
crucero se convierte en medio de
transporte de turistas y residentes. Los vecinos de mi amigo George.
En la mitad
de los dos puntos el barco hace una parada en “Bellagio” , otro destino
maravilloso para pasar vacaciones o simplemente visitar. Le dicen “La perla del Lago”, debe ser porque se respira un aire de fantasia y
misticismo. Para caminarla hay
que recorrer empinados y
estrechos callejones con balcones
coloridos y decorados con flores
colgantes a lado y lado, dignas habitaciones
de pintores, artistas y poetas.
La travesía
continúa. El telón de fondo no es otro que el de los Alpes Italianos abrazando
el inmenso lago y allí encaramadas se ven decenas de coloridas
edificaciones que se pierden en medio de
las imponentes mansiones. Una de ellas,
por supuesto, la de mi ídolo americano, pero otras
no menos atractivas habitadas por
reconocidos diseñadores, actores, deportistas y otros famosos italianos.
Me dí cuenta que no solo yo sino
más de la mitad de los turistas que ocupábamos el ferry hacíamos una y mil maromas para
tratar de entrometernos por lo
menos a través del lente de la cámara en alguna de esas casas. ´
A este
punto la ilusión de ver a mi amor platónico
estaba desapareciendo por la magnitud de las distancias, pero
el placer de continuar disfrutando la maravilla de paisaje que se vive
en este mundo acuático, me hizo
aventurar hacia otro paraiso, el Lago de
Garda. El papá de los lagos italianos, sin
duda.
Para llegar
se puede tomar un tren desde la ciudad
de Milán con destino a “Descenzano del
Garda”, una provincia que además es cercana de las románticas Verona y Venecia. La experiencia no fue menos emocionate que la anterior. Dicen que este lago es uno de los destinos
preferidos por los europeos para pasar
sus vacaciones o fines de semana románticos. De hecho esta pequeña urbe se mueve entre festivales
gastronómicos, eventos deportivos
acuáticos y muestras culturales y
artísticas.
En
tiempo de verano el desfile de yates, veleros y todo tipo de
artefactos acuáticos le dan vida al
lago, así como la exhibición de cuerpos
semidesnudos hambrientos de sol que parecen estar en las playas del
mediterráneo.
A orillas
del Garda también se respira en una atmósfera de antiguedad. Muchas de sus
modernas edificaciones fueron verdaderas
joyas arquitectónicas en tiempos del
renacimiento o se convirtieron en atractivos museos.
El comercio
es muy activo. Las mujeres somos privilegiadas con vitrinas
llenas de zapatos italianos que
se exhiben de extremo a extremo como
protagonistas, pero también otros artículos
que llaman la atención, cada uno
a su manera. Italia me hace pensar en épocas
de antaño. Es usual encontrar
“herboristerías”, lugares que venden
todo tipo de cremas, jabones y mezclas medicinales hechos con productos naturales. Justamente
el día de mi visita parece que la
lavanda era el aroma del día.
En el Garda
nuevamente me encontré con esos callejones estrechos y coloridos como salidos de lienzos y que
no pierden su belleza aún entre lujosos y
modernos hoteles. Con seguridad caminé sobre las huellas de la
historia al lado de innumerables turistas
de nacionalidades vecinas y lejanas. Mi español y mi italiano primitivo
se confundieron además entre alemán, francés, inglés y no se cuántas
más.
Estoy
segura que el tema en común era el mismo, la belleza del panorama; pero me quedó la
duda si alguno de los que se atravesó
por mi camino a lo largo de la travesía tuvo la oportunidad de ver a mi George
Clooney o se quedó con la misma desilusión que yo. Creo que por ahora seguiré conformándome con
verlo en la pantalla grande.
Hola Flaquita, que manera tan maravillosa de contarnos la belleza natural y los encantos que se encuentran en los lugares que visitas, que delicia que al leer tus historias me transporto a estos lugares y seguro que los disfruto con la misma pasión como los vives alla en vivo y en directo,un abrazo luzma-excaracolera.
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